Midiatização, polarização e intolerância (entre ambientes, meios e circulações)

Individuos, colectivos y polarización en la inestable situación generada por la mediatización... 253 de control de la articulación entre oferta y deman- da. Fue un período de fuerte convergencia, mar- cada además por el advenimiento y la instalación definitiva de la televisión (2001, p. 134). En el pasaje de los setenta a los ochenta, y en particular en los ochenta, es decir, en plena posmodernidad, va a comenzar la transformación. Crisis del management y del marketing , pese a que éste último se expande a la política (debido a que la política empieza a develar su crisis de legitimidad). Crisis de la publicidad que había sido síntoma de la convergencia, como articuladora en- tre el meta-espacio común (la economía) y el social, que se evi- dencia a partir de una crisis progresiva de las marcas. Crisis de un mediomasivo, la prensa gráfica, inseparable del origen y del afian - zamiento del sistema democrático (además del Estado-Nación). ¿A qué se debe este relato, cuáles son sus fundamen- tos? Uno de ellos es su visión de la mediatización: Contrariamente a muchas profecías […] que fue- ron formuladas ante el surgimiento de las tecno- logías de la comunicación llamadas de ‘masas’, los soportes tecnológicos cuya emergencia han hecho posibles diferentes modalidades de comunicación colectiva, tienden en el largo plazo a acentuar el desfase y no a reducirlo [ … ] a aumentar la comple- jidad de la circulación […] La multiplicación […] de soportes tecnológicos […] que permiten la difu- sión de los mismos mensajes en toda la sociedad, vuelve a la sociedad más compleja […] cuanto más se mediatiza una sociedad tanto más se complejiza (VERÓN, 2001, p. 130). El otro, que según señala es “mucho más difícil de vi - sualizar”, es el “cambio de los actores sociales” (VERÓN, 2001, p. 136). Y entre los distintos actores sociales generadores del cam- bio hay uno que se destaca: el individuo. En el primer período “la pareja marca/consumidor fiel expresaba simbólicamente la convergencia” (ibid., p. 136). La crisis comienza otra vez a fines de los setenta y principios de los ochenta, y se confirma a co - mienzos de los noventa cuando

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