Sapiens midiatizado: conhecimentos comunicacionais na constituição da espécie

Antes, durante y después. La construcción contemporánea de los acontecimientos 141 tiempo de la espera, el presente el momento en el que el acontecimiento pasaba a existir (quizás podamos decir, en términos de Katz y Dayan, “el de la retransmisión de la historia”) y el después el de la disputa por la significación de lo acontecido (obsérvese también que, para Verón, el después permite distinguir, en la cir- culación del acontecimiento, otro orden de realidad). Todo esto ha cambiado en nuestra contemporaneidad porque el antes (pasado) ya no es el tiempo de espera, previo a la existencia, sino el de la pre-construcción activa del sentido del acontecimiento. Esta pre-construcción implica una participa- ción, gracias a la mediatización, de otros actores/enunciadores: los que en los acontecimientos modernos y posmodernos sólo podían intervenir en el después. Ahora esos actores/enunciado- res se encuentran ya involucrados debatiendo en el escenario polarizado, ejerciendo múltiples acciones (tratando de condicionar la presencia de los demás, de tomar la delantera incluso ante los que comparten su mismo espacio político, etcétera). En esta reconfiguración el presente no puede definirse como el tiempo de una representación, porque ese término es profundamente insuficiente. Es mucho más aquel en el que un conjunto de flujos de sentido simultáneos, algunos nacidos antes, como el #AsambleaLegislativa2020, circulan desde “aba- jo” hacia “arriba” y otros, como #CEOs, lo hacen desde “arriba” hacia “abajo” y en simultaneidad. Y en el que los colectivos de actores individuales y los individuos, antes “testigos mediáticos” del acontecimiento, intervienen plenamente como actores presenciales, productores intersubjetivos y como productores claves de la circulación. Así, fue que, por ejemplo, la contracorriente hu- morística no surgió después, como lo hubiera hecho en la era de los medios masivos, sino que lo hizo en tiempo presente. Aunque en la era contemporánea el después sigue siendo el momento del debate, ya no es el momento esperado, princi- pal, y mucho menos una instancia clausurante. Es sólo otro mo- mento de las guerrillas semióticas por la circulación del sentido, que deberá dar sus disputas con los nuevos acontecimientos que toman por asalto, a cada instante, la agenda social. El después no instaura tampoco el momento en el que el acontecimiento deja de ser mediático y pasa a ser parte de nuestra realidad intersub-

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